domingo, 7 de marzo de 2010

Ernesto Sábato o el Abaddón

Enterrada sin cesar y desenterrada cada vez, la novela es, quizás, el único pájaro Fénix que resucita de verdad y nos ayuda, según bate las alas, medir (cada uno para sí) cuánto espacio queda todavía aquí, abajo, para la condición humana y cuánto tiempo quedaría allá, nadie sabe dónde, para atravesarle desde los márgenes hasta el infinito.
Abaddón,el Exterminador recorta de este espacio un fragmento ínfimo y muy concreto, perfectamente inscrito en sus coordenadas geográficas, y retiene del inexorable pasar del tiempo la distancia de entre dos tardes de calendario preciso ( 5 y 6 de enero de 1973 ) obligándonos a aprender que las superficies también tienen profundidades de mucha oscuridad, mientras arriba existe mucha luz que ignoramos muchas veces, tal como ignoramos que muchas veces los instantes pueden encerrar dentro de sí la eternidad misma.
Un parque, una casa y una catedral, un kiosco de periódicos y algunas otras naderías, dos-tres cafés, un río y algunas calles. Este sería el pedazo recortado. Arriba, un dragón que vierte fuego y al que no lo ve más que un ser humano, porque el fuego anuncia la destrucción definitiva, y la humanidad no quiere ver algo así. Abajo, en la profundidad, un subterráneo que une la casa con la catedral. Una casa en la cual no vive más que el recuerdo y un tiempo que, al no lograr devenir futuro, rehúsa volver al pasado. También abajo, las mazmorras de la policía. Los cuartos de tortura invadidos por la luz y las celdas llenas de oscuridad para que el que llega allí no volviese a distinguir más los fugaces contornos de la eternidad.
Entre ocaso y ocaso, el batir de alas del pájaro Fénix. Tan restringido en sus movimientos que tiene que subir y bajar constantemente en el subterráneo o desplazarse en círculos y espirales, por encima del mismo ínfimo espacio, recorriéndole más veces en un fascinante y misterioso vuelo inverso y, cuando no tiene otra posibilidad, volar por sus mismos adentros.
Es, de todos, hasta ahora, el único pájaro Fénix que logra volar por sus adentros. Vuelo dentro del vuelo. Vuelo en el tiempo sin espacio. Vuelo en el espacio sin tiempo.
2
Porque adentro significa la inmensidad : nuestra y la de los demás planetas, los mitos,
el arte, la historia, el amor puro y el odio más destilado. Las más nobles ideas, los más bellos sueños y las más horribles pesadillas se hallan también en esta inmensidad del adentro. El adentro es el infinito bajo presión y en estado concentrado.
El novelista que haya hecho resucitar tal pájaro Fénix se llama Ernesto Sábato, nombre que significa tantas veces un privilegio como cuantas veces una obsesión. Privilegio, una vez, porque una persona con este nombre ha sostenido en sus manos de sabio la luz y la oscuridad atadas por la misma cadena. Obsesión porque el sabio sabía que otras manos podían romper las cadenas, consiguiendo de la luz y la oscuridad la sustancia de las tinieblas. Privilegio, la segunda vez, porque la misma persona, bajo nombre de Juan Pablo Castel, había logrado cruzar un túnel que nadie más cruzará, al ser construido por su imaginación. Obsesión porque al final del viaje no dará con el absoluto. La verdad de la vida no se hallaba allá. Privilegio, la tercera vez, porque espoleado por la segunda obsesión ha cambiado de nombre en el de Fernando Vidal Olmos y ha entrado en otro subterráneo, también inaccesible a los demás mortales, porque pasaba por entre héroes y tumbas y estaba tallado en el diamante de una metáfora, el mundo de los ciegos. Obsesión porque los ciegos veían. Más aún : eran clarividentes y sus miradas eran maléficas.
Ernesto Sábato, privilegio y obsesión. Esta vez bajo forma de pesadilla. Porque no es nada cómodo llevar el nombre de tu hermano, al que no has conocido, pero los sientes a tu lado siempre, más vivo que cualquier ser vivo, aunque haya muerto antes de que nacieras tú.
Abaddón,el Exterminador o Ernesto Sábato una y más veces. Porque en el vuelo por sus adentros, este pájaro Fénix reúne en uno solo todos los privilegios y las obsesiones de hasta ahora : el novelista Sábato se ha dado cuenta que los personajes de sus anteriores novelas empezaban poner en entredicho su propia verdad, algunas veces incluso superarla.
Solamente el vuelo por los adentros quedaba posible. Enviados afuera en aquellas páginas
para conocer e investigar el mundo, los personajes han sido convocados en estas páginas, obligados volver, entrar en sus formas primarias de fantasmas que habían multiplicado su ser.
3
Un personaje solo hubiera podido provocar el vuelo por sus adentros, el mismo Sábato.
De esta manera, en Abaddón, el Exterminador, el novelista Sábato deviene el personaje
Sábato, bajando por entre los demás, dejándose humillado o tratando de hacerse comprender,
rehaciendo acciones que estos personajes no las habían llevado hasta la última significación, obligándoles emprenderlas de nuevo, desde otra edad o escrutando junto con ellos la única y la misma condición humana y la civilización de este doble final de siglo y milenio.
La supuesta ( y, por ello, tan raras veces superada ) orilla entre lo real y lo imaginado estaba suprimida. El ala del pájaro pasa de una parte para la otra con total libertad. Tan sin peso y tan sin ser sentida que a veces no sabemos cuál y qué es. ¿ Es imaginada, tal vez, la muerte y el dolor por el cielo del niño Masumi Yamamoto, el día 6 de agosto de l945, en Hiroshima ? El día es muy exacto y es verdad que entonces, en Hiroshima, se han apagado 60.000 vidas humanas.
¿ Quiere decir que se han apagado solamente 59.999 vidas ?
Por encima, ese día era el Día de la Luz y de la Transfiguración en el monte Tabor. Y ningún otro día había traído alguna vez más tinieblas, prefigurando el horror definitivo.
Del mismo modo, ¿ Marcelo Caranza ( ¡ cuánta timidez y admiración le tiene el personaje Sábato! ) es personaje de ficción ? Sobre todo si no olvidamos que el día 9 de octubre de l967, en el Valle Grande de las montañas de Bolivia ha sido asesinado Che Guevara. El que ha apretado el gatillo confesará más tarde que ha soltado las balas cerrando los ojos. Era normal : tal vez, nadie había llevado más luz en sus adentros que Che Guevara.
Nunca como en este fin de siglo y de milenio la vida se ha alejado tanto del sueño, dejando que la realidad cometiese tantas atrocidades y desalmadas injusticias, superando así las más perfectas ficciones. El pasado mismo se modifica bajo estas presiones. Y el futuro, con las palabras de Valéry, ya no es lo que era. Lo posible de hoy es lo imposible de ayer y es más real que en cualquier momento. Y la visión catastrófica, aquel dolor cósmico ( Weltschumerz ) es, a su vez, más actual que en los tiempos de Schopenhaurer.
4
Aborigenes armados de palos contra los bombardeos atómicos. El hombre de hoy aprovecha la técnica tal como sus ancestros aprovechaban las fórmulas mágicas, pero esto no le abre puerta alguna. Buscando el absoluto, descubre un puñado de basura plástica encima de una mesa de plástico.
Ernesto Sábato, un gran poeta obstinado en ser un gran novelista. Ernesto Sábato, el que dice lo que otros rehusan pensar y piensa en voz alta lo que los mismos otros rehúsan decir. Tal
como Fernando Meyer, se le antoja que había hecho algo malo antes de ver la luz. Y un barrunto es más atormentador que una certitud. Incluso cuando la certitud podría definirse de este modo : “La verdad existe en el mundo ya hecha, pero está deshecha en fragmentos.”
Ernesto Sábato se ha planteado una misión que la novela nunca se la había asumido : encerrar en sus adentros, unificándole, el mundo entero. Al menos así toda la verdad sea una sola.
Darie Novaceanu - escritor, hispanista y
periodista rumano, residente en Madrid.